Las corporalidades, identidades y orientaciones no-heterosexuales, trans e intersexuales han estado tradicionalmente alejadas del ámbito de la educación formal, como si la vida y la escuela fuesen dos realidades disociadas entre sí. Con la llegada de la educación afectivo-sexual, se abrió una oportunidad para que estas formasen parte de la cotidianeidad escolar, pero los contenidos ligados a los riesgos en torno a las infecciones de transmisión sexual y los embarazos no deseados, junto con su prevención, han acaparado el tratamiento que se hace de la sexualidad en nuestros centros. Son contenidos que, además de desplazar al colectivo LGTBIQ hasta su borrado en este campo educativo, esconden mensajes discriminatorios que reproducen y legitiman las distintas violencias que sufren las personas que no se ajustan a los parámetros normativos de sexualidad (binarismo, ciscentrismo, heterocentrismo, monosexualidad, LGTBIQfobia, etc.). Así, mientras que las formas no hegemónicas de transitar la sexualidad están siendo cada vez más visibles entre las generaciones más jóvenes, en el ámbito de la educación escolar existen múltiples dificultades para atender a esta diversidad de manera profunda e integral. En este sentido, el presente libro explora esta relación entre educación afectivo-sexual y colectivo LGTBIQ –más caracterizada por sus desencuentros que por sus encuentros–, trazando un recorrido por distintas dimensiones de la realidad sociocultural, desde el foco en lo que el autor denomina sistema normativo de sexualidad hasta el marco escolar y la educación afectivo-sexual. Seguidamente, se plantean los resultados de un estudio y se finaliza con algunas propuestas que permiten orientar la práctica docente hacia el logro de una educación afectivo-sexual diversa e igualitaria