Estamos hechos de historias, de una amalgama de narrativas internas que se nutren de nuestra vida consciente e inconsciente. A veces, como Cecilia, no vemos lo que no queremos ver. Otras veces, los ojos ajenos son más útiles que los propios para ayudar a dar forma y color a la historia que emerge; a esa historia, entre propia y prestada, que nos atrapa y pide a gritos ser contada. Parafraseando a uno de mis maestros, Marcel Clement, afirmo que la gran mayoría de veces no escribimos lo que queremos, sino lo que necesitamos. Así pues, En estas cuatro paredes surge de una necesidad de pausa, de una mirada interior sosegada, casi silenciosa; de un ejercicio de acercamiento franco y respetuoso al corazón quebrado de aquellos que saben lo que es caminar con cuidado por la vida; porque vivir, duele. Espero que os toméis tiempo, que os sentéis. Entrar en otras realidades requiere un mínimo de itinerario. Otro maestro, J.M. Espinàs, decía que «sería una brutalidad pasar de la calle a la platea, de la realidad a la ficción». Caminad con cuidado, pues, y sentaos… Disfrutad.