Ya en 1780, el lugarteniente de policía Lenoir constataba que, de los veintiún mil niños que nacían al año en París, apenas mil eran criados por sus madres. Otros mil, privilegiados, eran amamantados por nodrizas en la casa paterna. Mientras que todos los demás eran criados lejos del seno y la mirada materna. Así es la historia de la humanidad: un desencuentro entre las pasiones de los adultos y la ternura del niño, que se transmite de generación en generación, creando una amalgama de apegos y carencias, inercia y repetición, fragilidad y déficit.

Una madre cuya desesperanza no le permite vincularse a su bebé, un padre al que la angustia de sus fantasmas le impide establecer la ley y la norma, un adulto con dificultades para llevar a cabo sus funciones parentales sin ser consciente de los mandatos intergeneracionales que le llevan a las mismas dinámicas de repetición. Pasiones y ternura. En las circunstancias vividas por los protagonistas de este libro, madres, padres e hijos, las dinámicas y actitudes de cualquier otra familia bien podrían no haber sido muy distintas. En su caso, los intentos por hacer algo diferente y no repetir resultan más meritorios y merecedores de un espacio de escucha y cambio.

Un libro honesto, desde la práctica diaria de los Servicios de Atención a la Familia, Infancia y Adolescencia; capaz de encajar la norma legal y el trabajo institucional con la mirada más serena y reflexiva del psicoanálisis. Una guía al servicio de los intereses del niño